Mary Phelps Jacob, mujer de la alta sociedad estadounidense, frunció el ceño mientras se observaba frente al espejo con el ceñido vestido que luciría esa noche. No terminaba de sentirse a gusto por la razón de siempre, el maldito corsé que tanto le oprimía el busto. Además, al tratarse de un modelo muy escotado, dejaría también a la vista de todos los invitados el contorno de su corpiño...
De sus manos nacía una de las prendas más populares -e imprescindibles- de cualquier armario femenino.
Aquella noche brilló en su círculo más íntimo descubriéndose como hasta nunca lo había hecho antes una mujer. El secreto estaba en el interior.